Una Historia Tóxica de Colusión, Secretos y Engaños en el Cuidado de los Cultivos

agosto 2, 2017
“Sabemos que los químicos sintéticos están presentes en el suministro de alimentos y en el medio ambiente a niveles que nos permiten explicar las epidemias de cáncer, los problemas mentales y muchas otras enfermedades que padecemos”
 Jonathan R. Latham, Ph.D., Co-Fundador y Director Ejecutivo del Proyecto de Recursos de Biociencia (2017)

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Durante casi un siglo, algunas de las actividades más polémicas consideradas habituales en la industria agroquímica se han mantenido lejos del escrutinio público. Estos días han quedado atrás con la liberalización de 20,000 documentos de Dow Jones, Monsanto, DuPont, la Agencia de Protección Ambiental, la Administración de Alimentos y Medicamentos y del Departamento de Defensa a través de un gran medio digital: Poison Papers.

Compilado por el Centro para los Medios de Comunicación y la Democracia y el Proyecto de Recursos de Biociencia, estos documentos muestran que la industria y los reguladores sabían de la enorme toxicidad de muchos productos químicos aprobados para uso comercial e incluso trabajaron juntos para ocultar la información del público y la prensa. Entre estos documentos se encuentran estudios científicos, resúmenes de estudios, correos electrónicos internos, informes, discusiones sobre estrategias y testimonios jurados. Los productos químicos más mencionados se encuentran entre los más tóxicos y persistentes producidos, incluyendo productos químicos sintéticos, herbicidas y pesticidas tales como 2,4-D, Dicamba, Permetrina, Atrazina y Agente Naranja, dioxinas y PCBs. A excepción de los PCBs, casi todos los productos químicos sintéticos mencionados en estos documentos todavía se fabrican y se venden hoy en día.

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Fuente: OMS, EPA y EcoWatch (2017)

Una de las revelaciones más importantes de estos documentos, es el hecho de que la Agencia de Protección Ambiental estuvo involucrada en muchos grupos de trabajo de alto nivel con líderes de la industria con respecto a las dioxinas, un químico altamente tóxico y contaminante ambiental liberado a través de la fabricación de plaguicidas sintéticos y otros productos químicos industriales. Conocido por dañar al sistema inmune, así como por causar problemas reproductivos y de desarrollo en los niños, las dioxinas se acumulan rápidamente en el medio ambiente, dejando muy pocas personas no expuestas. A pesar de la negativa de la EPA para regular estos productos químicos sintéticos, varias reuniones con líderes de la industria se refieren abiertamente a la investigación de campo que demuestran el impacto perjudicial de la sustancia química sobre la salud humana y el medio ambiente.

En lugar de intentar regular las dioxinas, la EPA permitió de manera continua su uso a escala industrial y admitió el hecho de que los esfuerzos de restauración serían demasiado costosos y requerirían de mucho tiempo. Incluso suprimió, modificó y demoró los resultados de un estudio Nacional de Dioxinas encomendado por el Congreso. Este tipo de actividad perjudicial se produjo a gran escala, como se reveló durante el escándalo de Bio-Test Industrial (IBT) donde más de 800 estudios de seguridad realizados en 140 productos químicos industriales fueron destruidos o se consideraron inválidos. Los Poison Papers muestran mayor claridad sobre esta controversia, revelando que la EPA colaboró con los fabricantes más grandes de pesticidas del mundo durante décadas para mantener estos productos en el mercado durante el mayor tiempo posible. Por lo menos hasta que sus reservas hayan sido utilizadas.

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Fuente: Environmental Working Group (2010), Earthjustice (2011), EPA (2006)

Hay una cuestión fundamental en la industria química que está llevando a la producción y distribución comercial de productos peligrosos y no regulados para el uso diario. Esto es particularmente relevante para los plaguicidas sintéticos, que tienen una historia obscura de sustituir productos químicos peligrosos con alternativas igual o más peligrosas. Los neonicotinoides, una causa conocida del trastorno de colapso de colonias, están reemplazando a los organofosforados, que han demostrado causar efectos adversos en el desarrollo neurocomportamental de los niños, incluso a niveles muy bajos de exposición. Los propios organofosforados reemplazaron al DDT, conocido por sus propiedades cancerígenas. El DDT se pensó originalmente como una alternativa segura, lo cual no resulta sorprendente si consideramos el hecho de que el arsénico fue uno de los primeros plaguicidas sintéticos utilizados en la agricultura comercial.

La liberación de los Poison Papers será fundamental para fortalecer la conciencia pública acerca de una industria gestionada en secreto. Aunque sólo hemos explorado la superficie del contenido de estos documentos, ya contamos con suficiente información para catalizar la demanda de reformas a las regulaciones estatales para poder proteger mejor la salud humana y el medio ambiente. Sólo así podremos impulsar una nueva revolución verde que se base en recursos naturales, sustentables y restauradores como el Nim, para fortalecer el suministro global de alimentos.

Para mayor información, revise la página web de Poison Papers