Hay una revolución en el sistema financiero global ya que los creadores de políticas y los peces gordos de la economía mundial están uniendo sus recursos para enfrentar algunos de los problemas más grandes del mundo como la seguridad alimenticia y del agua, la gran desigualdad de riquezas, el deterioro ambiental, conflictos y la migración masiva. El objetivo fundamental de este nuevo sistema es construir un modelo seguro y fiable para el crecimiento económico, desarrollo y prosperidad que puede ser aplicada a nivel mundial.
Financiar la Iniciativa de las Metas de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, tiene como intención enfrentar los obstáculos mundiales creando una economía global segura y próspera vinculada a casi $7 billones de dólares al año. La economía anual del mundo (US $80 billones) crea daños ambientales que están valuados en esta cantidad, y con los actuales patrones de crecimiento económico degradarán las riquezas naturales a más del 10% en el 2030. Mientras que el financiamiento público se mantiene como una acción significativa y efectiva, este objetivo de inversión requiere nuevos ingresos de capital privado y comercial. Afortunadamente, estamos construyendo los canales adecuados para la innovación de este espacio.
En conjunto con los 193 países alrededor del mundo que han aceptado la estructura política de la ONU y sus Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) a lo largo del año pasado, un nuevo acuerdo global fue acordado durante la Cumbre Climática de la ONU en París, una agenda de acción para Financiar el Desarrollo fue creada en Addis Ababa, un Grupo de Investigaciones de Finanzas Verdes fue iniciado por las naciones del G20 y un grupo operativo fue creado por el Consejo Global de Estabilidad Financiera para lidiar con las declaraciones financieras relacionadas al clima.
Flujo de Inversiones
Fuente: Pacto Global (2016)
Los Principios para la Inversión Responsable de las Naciones Unidas son unos preámbulos voluntarios y aspiracionales para invertir que fortalecen los criterios sociales, ambientales y de gobierno corporativo en un panorama de inversión global. Mil quinientas firmas de 50 países alrededor del mundo, a cargo de más de US$ 60 billones en activos, han acordado en desarrollar un sistema financiero global más sustentable al reubicar su capital hacia las tecnologías y vehículos de inversión sostenible y socialmente responsables. Casi 60 Bolsas de Valores, representando 70% de los mercados de renta variable cotizados en todo el mundo con una capitalización de más de USD$55 billones, se han unido a la Iniciativa de Desarrollo y Comercio Sustentable de Bolsas de Valores del Centro de las Naciones Unidas. La Bolsa de Valores de Johannesburgo (JSE) y la BOVESPA de Brasil fueron dos de los primeros innovadores en fortalecer estas iniciativas sustentables.
Los inversionistas, compañías privadas y fundaciones, ahora tienen una función más significante en el diseño e implementación de las nuevas estrategias financieras para la sustentabilidad global. Esto ha sido asumido desde los beneficios del documento de prosperidad mutua y desarrollo internacional. Mientras la economía global se vuelve más interdependiente, los negocios e inversionistas se vuelven más consientes del alineamiento entre el interés público y privado. La habilidad de prosperar y crecer a nivel corporativo y personal depende de la existencia de una economía y sociedad sustentable. La desigualdad económica y social como también la degradación de nuestro ambiente que tiene efectos negativos en nuestras cadenas de suministro, movimientos de capital y la productividad de los empleados en todos los sectores. Financiar una economía sustentable requiere de nuevos movimientos de capital y que sean dirigidos hacia problemas críticos y alejarlos de los activos que acaban con el capital natural.
El desarrollo productos y servicios que ofrezcan beneficios sociales y ambientales mientras avanzan los objetivos a largo plazo del negocio, se logrará a través de una alineación natural de necesidades corporativas y sociales en una economía verdadera. La participación en la economía real es un gran impulso de crecimiento global económico ya que involucra servicios básicos y necesidades humanas como energía, telecomunicaciones, agricultura, escasez de agua, educación y salud todos son cruciales para lograr los objetivos de desarrollo sustentables especialmente en los países en desarrollo.
Las organizaciones que participan en la economía real tienen impacto directo en la sustentabilidad en términos del clima, empleo, desarrollo de infraestructura y servicios sociales. Los inversionistas tienen la responsabilidad de conectar con las cuestiones de sustentabilidad a través de estas empresas dando capital y motivando como dueños activos en proyectos alrededor del mundo. Estos proyectos varían desde desarrollo de propiedades, infraestructura, forestal, y agricultura, ayudando a solucionar algunos de los problemas que hasta ahora caracterizan al siglo XXI. Esta inversión extranjera directa se merece una atención particular, ya que representa un flujo capital neto más grande en los países en desarrollo, llegando a $1.2 billones en 2015.
Integrar criterios socialmente responsables en la evolución de los nuevos sistemas financieros ofrece beneficios en todas las regiones del mundo. Esto permitirá un incremento en el acceso financiero a países en desarrollo, significando una reducción en la contaminación ambiental, una mejoría en salud pública y un desarrollo económico. Mientras tanto, los países desarrollados podrán mejorar la integridad de sus mercados, alinear el sector financiero para hacerlo más cercano a la economía real y mejorar la resistencia financiera bajo amenaza de adversidad económica.
La eficiencia financiera y sustentable del sistema económico global hacia el cual nos movemos es necesaria para la creación de un valor verdadero y de largo plazo. No sólo recompensará la inversión responsable que está dedicada a solucionar alguno de los obstáculos más difíciles de la humanidad, sino que también beneficiará al medio ambiente y a la sociedad entera para las futuras generaciones.