Para que la raza humana pueda sobrevivir y prosperar, debemos alimentarnos de una manera segura y sustentable. Este será un gran reto, especialmente si se espera que la población mundial llegue a los 10.000 millones para el año 2050. Esta creciente demanda requerirá un aumento del 70% en la productividad de los alimentos y una duplicación de la producción mundial de proteínas, en un momento en que la degradación de las tierras está aumentando y los rendimientos de los cultivos están mostrando un descenso. A pesar del escenario sombrío que enfrentamos, existe una solución: la alineación de la raza humana y del ecosistema del planeta mediante el apoyo a una transformación revolucionaria en la agricultura mundial con el Nim a la cabeza de esta cambio trascendental.
Gracias a los esfuerzos continuos de las empresas, organizaciones y poblaciones de todo el mundo por fortalecer la seguridad alimentaria, estamos seguros de que 2017 será el Año para la Alimentación Sustentable.
Grandes Momentos para la Alimentación durante el 2016
Fuente: Foodtank (2017)
Si bien estas nuevas políticas de gestión y distribución serán fundamentales para establecer un sistema alimentario mundial que funcione para todos, no debemos olvidar el impulso en innovación dentro de la producción de alimentos. Tal innovación puede encontrarse en los esfuerzos globales para construir un sistema completamente agroecológico y sustentable. Para lograrlo debemos integrar la ciencia, las prácticas agrícolas y los procesos de cambio social en la agricultura. El camino hacia la sustentabilidad requiere de mucho más que aumentar los rendimientos y acumular ganancias, también implica establecer prácticas que liberen a los agricultores de insumos caros y dañinos, mismos que dependen de combustibles fósiles y semillas industrializadas, colocando así, a la gente en el centro de la planificación y administración de la distribución de alimentos. Basándose en prácticas seguras y naturales (como el cuidado biológico de los cultivos), la agricultura ecológica genera beneficios ambientales, nutricionales y socioeconómicos que superan ampliamente a sus contrapartes convencionales. Este método innovador en la agricultura moderna, produce rendimientos más saludables, mejora el capital natural a través de la restauración de tierras agrícolas y tiene una mayor resiliencia.
El papel del agricultor en la sociedad tiene un gran peso y estamos encantados de ver tantas granjas en transición hacia un sistema agrícola orgánico. A pesar de requerir 2.5 veces más trabajo que la agricultura convencional, las alternativas orgánicas aumentan en promedio 10 veces el beneficio para los agricultores. Soper Farms ha aumentado su ingreso neto de 180 USD por acre (4046.8²) con alimentos transgénicos a 578 USD por acre con productos orgánicos, mientras que los costos operacionales para mantener una granja han bajado hasta en un 40% una vez que está orgánicamente certificada.
Como consumidores debemos estar más conectados con nuestros alimentos y una buena noticia es que ya lo estamos haciendo. La demanda de alimentos orgánicos ha aumentado casi un 50% cada año durante los últimos cinco años. El mercado mundial de productos orgánicos, con un valor de 80,400 MUSD en 2014 (cinco veces más desde 1999), se duplicará a 161,500 MUSD para 2018. La demanda continua de los 43 millones de estadounidenses que compran productos orgánicos cada semana apoya un mercado interno con un valor de 35,900 millones de dólares para 2015. Los mercados de Alemania, Francia y Reino Unido, también han alcanzado un total acumulado de 17.000 MUSD este año. En Brasil, el mercado creció un 35% en 2016 a 2,000 MUSD.
Uno de los grandes retos será transformar el sistema alimentario global en uno que satisfaga las necesidades nutricionales de todos de una manera sustentable. Esencial para la vida en este planeta, la agricultura sustentable proporciona los servicios necesarios para asegurar nuestro suministro global de alimentos, garantizar la salud global y fortalecer aún más la economía global. Al elegir la producción orgánica, tanto en nuestros hábitos de producción como en los de consumo, seremos testigos del inicio de una nueva revolución verde.