“Brazil is the country of the future; and will always REMAIN so … ” Charles de Gaulle, Presidente de Francia
“Wow! Brazil is big … ” George W. Bush, Presidente de los Estados Unidos
Mientras el país se adapta al segundo mandato de Dilma Rousseff como presidente, cual Brasil dominará el resto de esta década, y posiblemente más allá?
Hay dos Brasiles; la primera comprende del quinto país más grande del mundo, tanto por tamaño como de población y la séptima economía más grande, tanto nominalmente y por paridad de poder adquisitivo. El país sólo puede ser descrito utilizando una serie de superlativos, respaldado por una amplia gama de indicadores de mejora y de ampliación, y una base de recursos abundante y cada vez más importante. Se fija para acoger los Juegos Olímpicos en el verano de 2016, este Brasil se fija a asumir un papel global más visible a medida que el siglo avanza. Con una gran población joven y móvil (más de 200 millones), se convertirá en un mercado global clave para una serie de productos manufacturados y de consumo.
El otro Brasil es económicamente y políticamente muy insular, con una economía impulsada por las exportaciones de productos básicos volátiles y con los consumidores domésticos cada vez más en apuros, infames por su burocracia, por las prácticas laborales restrictivas y altos niveles de intervención gubernamental. El real sigue siendo vulnerable debido a la continuación positiva del momento del $ Estadounidense y datos nacionales débiles, mientras que un escándalo en la petrolera Petrobras ya ha costado a la compañía su calificación de grado de inversión y amenaza en ampliar y fragmentar la coalición gobernante.
La Fuerza del Dólar y las Tasas de Interés de Brasil. Sin Convergencia en Vista
Ambos Brasiles están ejerciendo influencia fluctuante en la dinámica actual del país. 2015 ha comenzado mal; el país está en desacuerdo con prácticamente todos los demás países del mundo, continuando a subir las tasas de interés en respuesta a los altos niveles de inflación[1]. Esto continúa a infligir un castigo a los consumidores en apuros. La Presidenta Rousseff agradó a muchos inversores mediante el nombramiento de un financiero razonable y creíble del sector privado, Joaquim Levy, como su ministro de Finanzas. Él reconoce las amenazas para la economía y está dispuesto a actuar para corregirlos, pero la escala de la economía brasileña y tormentas existentes (un precio del petróleo débil, la desaceleración de China y disminución de los niveles de inversión domestica, la posibilidad de una sequía en el sur impactando la producción de energía y una población destetada de la generosidad del estado) significa que requerirá una aplicación constante durante un período de tiempo.
Previsiones Macro
Los primeros indicios son positivos, aunque las intenciones explicadas deben de ser levadas a cabo rápidamente, con acciones. El objetivo ampliamente publicitado de Levy para generar un superávit primario (ingresos gubernamentales menos los gastos, excluyendo los pagos de intereses) del 1,2 por ciento y 2 por ciento respectivamente al PIB en 2015 y 2016, sigue a un déficit del 0,6 por ciento en 2014. No será fácil, pero los inversores buscan resultados positivos resultantes de los tipos de decisiones difíciles que serán necesarios para lograr el objetivo, incluyendo aumentos de impuestos, recortando algunas prestaciones sociales y reducir el gasto.
Fue interesante tomar nota de los comentarios señalandos por el experto en inversiones en los mercados emergentes, Mark Mobius de Templeton, reportado en el 11 de marzo, que ahora estaba “buscando activamente” aumentar su exposición al país después de la reciente disminución de precios del mercado. Esperamos que haya más de esta mentalidad a la superficie; después de todo es una manera probada y testada para superar y maximizar la rentabilidad. Mientras que Brasil enfrentará una prueba en 2015, y el país está funcionando bien por debajo de su potencial, pocos observadores de Brasil se encuentran sin ninguna duda de que las medidas establecidas mejorarán el panorama inflacionario, y aumentaran la confianza, el último tema que está en la raíz de la angustia que vive el país.
[1]A mediados de marzo de 2015, la tasa de política del Banco de Brasil fue 12,75 por ciento, mientras que la inflación fue 7,70 por ciento.