Más de 3,200 especialistas en medio ambiente y 330 organizaciones de 130 países se han reunido en Suecia para ser parte de la Semana Mundial del Agua con el objetivo de intercambiar ideas, catalizar nuevas formas de pensar y desarrollar soluciones a los retos más desafiantes relativos al agua de hoy en día. Con las sequías en Somalia, el racionamiento del agua en Roma, los conflictos por agua en Donetsk e incluso las inundaciones en Houston, el tiempo es vital.
A pesar de que mil millones de billones de litros de agua cubren dos tercios de la superficie mundial, 683 millones de personas no cuentan con un acceso fácil a la misma. Si no se toman medidas oportunas, la mayor parte de la población mundial vivirá en regiones bajo estrés hídrico para 2050.
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¿Por qué estamos en riesgo si existe tanta agua en el medio ambiente?
En primer lugar, el cambio en nuestros climas está reduciendo el 1% de agua disponible para solventar las demandas humanas de hidratación, alimentos y energía. Los patrones climáticos y los ciclos del agua, alrededor del mundo están cambiando y aumentando la frecuencia y gravedad de las sequías e inundaciones. Las temperaturas extremas aumentan de manera inevitable el estrés hídrico en las regiones áridas del mundo; actualmente, un fenómeno climático llamado Hadley Cell Expansion está privando a África subsahariana, Medio Oriente y Centroamérica del agua de lluvia de la que millones de personas dependen para sobrevivir.
Las necesidades de agua sólo aumentarán a medida que aumente la población mundial. Habrá 2.3 mil millones más de personas en el mundo en 2050 y las ONU pronostica que la demanda de agua superará a la oferta en 2030. El aumento esperado en la riqueza mundial también agravará la seguridad del agua, ya que se gastará más dinero en el agua necesitada para la producción de productos como la carne o de la energía creada a partir de combustibles fósiles. La Organización Mundial de la Salud calcula que sólo necesitamos 20 litros de agua por día para sobrevivir; sin embargo, el consumo diario de agua por persona en los países industrializados es de 140 litros. Gran parte de esta agua también se desperdicia, con el 80% de las aguas residuales del mundo devueltas a la naturaleza sin tratamiento o reutilización.
Uno de los principales factores responsables del consumo excesivo de agua es la agricultura convencional. El 70% de toda el agua extraída se destina al riego y alimentación del ganado, dejando secos los ríos, lagos y fuentes de agua subterránea alrededor del mundo. La pérdida de vegetación por la deforestación, el sobrepastoreo y la urbanización está limitando nuestra infraestructura natural y los beneficios que proporciona. Esto se agrava por el hecho de que más de la mitad de la producción total de alimentos actualmente reside en áreas de estrés hídrico alto o extremo.
Fuente: Deutsche Welle (2017)
Por lo tanto, la agricultura tiene la obligación de adaptar de manera estratégica sus prácticas de gestión del agua, no sólo para la salud y la supervivencia de las personas en todo el mundo, sino también para la protección de nuestro medio ambiente. La reforestación con árboles resistentes a la sequía y el uso de cultivos de cobertura, especialmente en las regiones áridas del mundo, reducen la erosión del suelo mientras fortalecen la salud y la fertilidad de la capa superficial del suelo. Los sistemas de riego modernos, a prueba de fugas e inteligentes, ahorran el 60% del agua desperdiciada por la infraestructura anticuada. El uso de plaguicidas y fertilizantes naturales, orgánicos y biodegradables reduce en gran medida la contaminación severa del agua causada por sus contrapartes sintéticas. Estas prácticas ayudarán inevitablemente a fortalecer la seguridad mundial del agua y promoverán un ciclo del agua mucho más limpio.
Con el aumento del cuidado de los cultivos de manera natural, las técnicas de riego vanguardistas y la gestión segura de los recursos en la agricultura, se está produciendo una nueva era de uso sustentable del agua. En Primordiales estamos comprometidos con la gestión responsable del agua potable y adoptamos prácticas óptimas en nuestros proyectos agrícolas como la implementación de represas ecológicas, infraestructura de energía renovable y soluciones ambientalmente responsables para el cuidado de los cultivos. Los ecosistemas saludables son vitales para garantizar el acceso a agua segura y abundante en todo el mundo. La siembra de nuevos árboles filtra contaminantes, amortigua las inundaciones y regula los ciclos del agua, lo cual es esencial para fortalecer el abastecimiento mundial de agua.