Identificando los Catalizadores para el Crecimiento en un Mundo cada vez más Complejo

mayo 4, 2017

Vivimos envueltos en una atmósfera de cambio alrededor del mundo con grandes eventos como los primeros 100 días en el cargo del presidente de los Estados Unidos Donald Trump, la salida del Reino Unido de la Unión Europea y el resurgimiento del proteccionismo en muchas economías desarrolladas. Los inversores de todo el mundo se están cuestionando con tres preguntas importantes: ¿Un cambio tan profundo en la política impulsará el crecimiento económico? ¿Cuáles son los riesgos de este nuevo entorno global? ¿Cómo garantizar la creación sostenible de riqueza?

El cambio es aparentemente bienvenido, ya que la economía mundial muestra signos prometedores de mejora. El Fondo Monetario Internacional espera que el crecimiento económico mundial aumente de un 3.1% en 2016 a un 3.5% en 2017 y a un 3.6% en 2018. Esta es la primera vez en seis años que el FMI ha aumentado sus pronósticos. La recuperación de la inversión, la manufactura y el comercio en todo el mundo ha alimentado los mercados de renta variable a nivel global. La inflación ha aumentado en Estados Unidos, la Unión Europea y China. Los mercados de materias primas están mostrando señales iniciales de recuperación. Muchos creen que estos cambios indican el fin del periodo de crecimiento económico mediocre y de bajo rendimiento experimentado después de la crisis financiera mundial. No mantenemos cautelosamente optimistas, pero escépticos de un cambio estructural tan profundo en la economía global.

¿El final del crecimiento decepcionante?

Proyecciones sucesivas del FMI para el crecimiento del PIB

(promedio de los próximos 6 años a partir de la fecha de proyección (%))

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Fuente: Financial Times (2017)

A pesar de que las proyecciones mundiales han mejorado durante el último año, el crecimiento económico actual sigue siendo bajo. Tanto las economías avanzadas como emergentes parecen estar estableciéndose en un patrón de crecimiento que es abrumador para los estándares históricos. Los gobiernos se han mantenido fuertemente endeudados, ya que los niveles de deuda mundial han aumentado más del 325% del PIB en 2017, alcanzando los 217 billones de dólares. Los prestamistas e inversores se están volviendo cada vez más cautelosos ya que los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) disminuyeron un 13% en 2016 a un estimado de $ 1.52 billones. Los Bancos Centrales siguen aplicando una política monetaria poco convencional al haber destinado más de 12 billones de dólares a programas de flexibilización cuantitativa en los últimos ocho años. Vivimos en tiempos de progreso deflacionario. Los recursos se utilizan de manera más eficiente, la pobreza continúa disminuyendo y la esperanza de vida está mejorando a pesar de la persistente paralización del crecimiento económico.

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Las dinámicas estructurales, como el aumento sin precedentes y el envejecimiento de la población mundial, los niveles de deuda al alza, las bajas tasas de interés y la continua flexibilización monetaria, pueden lograr que los inversionistas se mantengan (históricamente) dentro de un entorno de bajo retorno. En lugar de enfocarse exclusivamente en el camino tradicional de acciones y bonos volátiles, los inversionistas deben diversificar sus carteras hacia asignaciones basadas en factores y alternativas que respondan a las necesidades a largo plazo de la sociedad y la economía global.

Proyección de devolución por tipo de activo de Estados Unidos

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Fuente: Blackrock (2017)

Las tierras agrícolas representan un gran acierto en materia de inversión ya que cuentan con un potencial significativo. La expansión continua de la población y el suministro limitado de las tierras productivas, son y serán los propulsores elementales de la agricultura. Como activo, las tierras de cultivo han mostrado un rendimiento impresionante durante los últimos años, con el Índice Savills Global Farmland registrando un crecimiento anualizado promedio del 13% desde 2002 y 7.5% durante la última década.