Los plásticos se utilizan en casi todas las facetas de la vida moderna. Estos están presentes en múltiples objetos como envases, ropa, muebles, microchips e incluso en equipo médico; estos materiales imperecederos son producidos a tasas muy alarmantes. El polietileno, uno de los plásticos más populares y peligrosos del mundo, se aplica incluso en la agricultura como una solución barata en el cuidado de los cultivos. Las películas de polietileno, que alguna vez fueron celebradas por fortalecer el suministro mundial de alimentos, son ahora conocidas por degradar gravemente el capital natural y los servicios ecológicos de los que dependemos para nuestro sustento.
La aplicación de láminas finas de película de polietileno sobre las tierras de cultivo, comenzó en la década de 1950 cuando los agrónomos notaron que podían moderar la temperatura del suelo, limitar el crecimiento de malezas y prevenir la pérdida de humedad. Tomando en cuenta todos los factores esenciales en la producción de cultivos, este método fue útil para aumentar los rendimientos de algodón, maíz y trigo en un promedio del 30%. Este fue un logro significativo, especialmente en un mundo en el que el aumento de la población depende de mayores tasas de producción de alimentos para sobrevivir. La promesa de mayores rendimientos a un costo relativamente bajo, formó una industria multimillonaria para los plásticos agrícolas. 2,500 millas cuadradas de tierras agrícolas utilizaron cubiertas de polietileno para el cuidado de los cultivos en 2012, requiriendo de 4.4 millones de toneladas de plástico. Se prevé que la producción de plásticos para producción agrícola aumente en un 69% a 7.4 millones de toneladas para 2019.
¿Por qué es esto un problema? En primer lugar, las toxinas peligrosas liberadas de la película de polietileno pueden permanecer en el suelo durante siglos. Conocido como contaminación blanca, el residuo de polietileno es cada vez más frecuente en los suelos tratados a niveles de hasta 300 kilogramos (661 libras) por hectárea. Con el tiempo, esto disminuye la porosidad del suelo y la circulación del aire, altera las comunidades microbianas y compromete la fertilidad del suelo. El polietileno también libera ésteres de ácido ftalato carcinógenos en el suelo, que junto con otros plaguicidas sintéticos pueden ser absorbidos fácilmente por los cultivos. Este es un riesgo significativo para la salud humana. Además, las películas de polietileno utilizadas en las cubiertas son de baja densidad por diseño, lo que hace que el plástico sea extremadamente difícil de biodegradar. Los residuos de este proceso rara vez son aceptados por las instalaciones de reciclaje y a menudo terminan en vertederos u océanos de todo el mundo, causando estragos en los ecosistemas.
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Plásticos Potencialmente Carcinógenos
Fuente: Organización Mundial de la Salud (2015)
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A pesar de que la contaminación por polietileno existe en todo el mundo, la amenaza es especialmente aguda en China, donde el 20% de toda la tierra cultivable contiene niveles de toxinas que exceden las normas nacionales de seguridad. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la OCDE, esto contribuyó a una pérdida del 6.2% de las tierras cultivables en el país entre 1997 y 2008. Esto llevó a la Academia China de Científicos Agrícolas a explorar métodos alternativos de cultivo para abordar el problema de los residuos. Estos van desde los polímeros o mezclas biodegradables tales como carbonato de polipropileno hasta las membranas líquidas no contaminantes. Desafortunadamente, estas soluciones son 4 veces más caras y pueden sólo retrasar la contaminación ambiental. La decisión final de los expertos tendrá un gran impacto sobre la agricultura china que se está enfrentando a gigantes multinacionales como Nestlé y Danone para aumentar su cuota de mercado. Las consecuencias de cualquier método adoptado se verán reflejadas en todo el mundo.
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El Aumento en el Uso de las Películas de Polietileno en la Agricultura China
Fuente: Bloomberg (2017)
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Uno de los desafíos más importantes que enfrenta el mundo, es la transformación la agricultura en un sistema regenerativo que garantice que las necesidades nutricionales de todos se satisfagan de manera segura, sana y sustentable. Abolir el uso de películas de polietileno en la agricultura y utilizar recursos naturales en el cuidado de los cultivos es un primer gran paso. En Primordiales estamos a la vanguardia de esta transformación, mediante el fortalecimiento de seguridad alimentaria a través del desarrollo de soluciones basadas en uno de los secretos mejor guardados de la naturaleza: el Nim.