Brasil está lleno de superlativos. La enorme y diversa geografía, los commodities de recursos básicos y un dinamismo económico, que durante el último cuarto de siglo han transformado al país a una de las economías más grandes del mundo y el receptor de algunos de los niveles más altos de inversión extranjera directa (IED).
A pesar de las dificultades que Brasil enfrenta a corto plazo, las perspectivas de su futuro siguen siendo prometedoras. Para el 2050 se espera que Brasil sobrepase a Alemania y se convierta en la quinta economía más grande del mundo. Actualmente es el cuarto productor de agricultura global, la Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas predicen que Brasil se convertirá en el exportador de alimentos más grande del mundo en el 2020. Con la quinta población más grande de la tierra, de los cuales, la mitad son menores de 30, Brasil es uno de los principales mercados de bienes de consumo en el mundo. Aunque es similar a otros mercados emergentes, el ritmo de transición de Brasil en la última década ha sido volátil debido a una combinación de factores internos y externos.
La vida ha estado llena de acontecimientos en Brasil en los últimos diez años. La burbuja mundial de bienes alcanzó su punto máximo y posteriormente estalló, el país tuvo tres elecciones presidenciales, fue la sede de la Copa Mundial de Fútbol en el 2014 y ahora se prepara para las Juegos Olímpicos en el 2016. Ahora que la Reserva Federal de los Estados Unidos ha elevado las tasas de interés a 0.5% (la primera vez desde el 2006), el aumento de los costos de endeudamiento para las economías en desarrollo pueden estar catalizando la desaceleración que está sucediendo a través de estas regiones que resonó en los mercados financieros globales.
Brasil se ha visto afectado por la desaceleración de los mercados emergentes y los exportadores de bienes. El fortalecimiento del dólar estadounidense y la reducción de la demanda de China de materias primas ha afectado el precio de los productos básicos, un catalizador para la transformación de Brasil desde el nuevo milenio. En los primeros siete meses del 2015 las exportaciones a China cayeron 19%, aunque la provisión de divisas de $380 mil millones que Brasil tiene, le da una reserva substancial, si es necesario. Todavía hay mucho por hacer. La polarización social que ha surgido a raíz de la elección presidencial del 2014 es un factor importante en el corto plazo del país. La extensa red de seguridad establecida por el Partido de los Trabajadores de Rousseff durante el auge de las commodities al principio del siglo, está ahora amenazada ya que las finanzas del gobierno están bajo tensión. Para el 2014 los resultados fiscales habían empeorado. El resultado principal se transformó, de un superávit del 1.9% del PIB en el 2013, a un déficit del 0.6% un año después. La predicción de la recesión en el 2015 bien podría continuar hasta el 2016. En resumen el gobierno actual de coalición en el país fue sorprendido por los ajustes de la demanda en otros países.
De hecho, todos los mercados emergentes se enfrentan a un camino difícil. La diferencia con Brasil, es que el país ya inició los cambios necesarios para impulsar el crecimiento y la confianza de los inversionistas. Con la reforma fiscal que redujo los impuestos a los flujos de capital entrantes, la eliminación persistente de corrupción y el amanecer de una era más conservadora, estamos convencidos de que Brasil se va a consolidar como un vehículo de diversificación viable, rentable y emocionante a mediano y largo plazo.
De hecho, todos los mercados emergentes se enfrentan a un camino difícil. La diferencia con Brasil, es que el país ya inició los cambios necesarios para impulsar el crecimiento y la confianza de los inversionistas. Con la reforma fiscal que redujo los impuestos a los flujos de capital entrantes, la eliminación persistente de corrupción y el amanecer de una era más conservadora, estamos convencidos de que Brasil se va a consolidar como un vehículo de diversificación viable, rentable y emocionante a mediano y largo plazo.
Independientemente de lo que aflija al país, la agricultura sigue siendo el mayor éxito logrado por Brasil en la última mitad del siglo y el único éxito en el cual el gobierno no interfiere. Brasil es dueño de más agua potable que cualquier otra parte del mundo, dos veces más que su rival más cercano, y la mayor cantidad de tierras agrícolas disponibles (300 millones de hectáreas). Además de estar entre los mejores tres productores de varios cultivos a nivel mundial, entre ellos el azúcar y el café (no. 1), soya (no. 2) y el maíz (no. 3), Brasil es el exportador de carne y aves de corral más grande del mundo.
La producción agrícola incluso se duplicó entre 1990 a 2013, mientras que la producción ganadera se triplicó en el mismo periodo. Las exportaciones agrícolas alcanzaron $86 mil millones en el 2013 (36% del total). Con el sector representando 5.5% de $2.2 billones del PIB en el 2014, y utilizando un impresionante 13% de la plantilla total de Brasil, no es de extrañar que la agroindustria en el país alcanzo $476 mil millones (cuyo valor se ha duplicado en la ultima década).
Inversión Extranjera Directa (USD)
Fuente: Index Mundi (2015)
Así son las cosas en Brasil. Con el crecimiento de PIB anual alcanzando un máximo histórico de 7.6% con respecto al año anterior en el 2010, y una contracción del 2% prevista para el 2015, el país representa todo lo atractivo y desafiante de los mayores retornos que puedan venir de mercados emergentes a largo plazo. De hecho, el país tiene tanto potencial que es difícil pensar en un mercado en desarrollo más atractivo y con más oportunidades en cuando la demanda suba y el ciclo actual cambie, que sin duda lo hará.