“Estamos llamados a ser arquitectos del futuro, no sus víctimas”.
Buckminster Fuller
En estos tiempos de creciente incertidumbre y volatilidad, debemos tener la capacidad para adaptarnos y responder a los desafíos más importantes del mundo con el objetivo de alcanzar una verdadera prosperidad global.
Una solución es un sistema económico circular que reestructure las finanzas y los negocios para priorizar la sustentabilidad y la accesibilidad a través de nuestra cadena global de suministro de recursos, garantizando así los medios de subsistencia en todo el mundo. Este sistema regenerativo estará formado por una nueva era de conciencia social y cultural, que aprecie verdaderamente la interconexión de los sistemas socioeconómicos de la humanidad y nuestro entorno. El principal desafío será asegurar que el sistema global se alinee con los principios fundamentales y universales de la vida.
Para lograr esto, primero debemos considerar a la riqueza de una manera holística, midiendo constantemente la riqueza financiera junto con el capital ambiental, cultural, social e intelectual. Es más fácil decirlo que hacerlo, ya que la humanidad ha seguido su camino de crecimiento económico a cualquier costo social y ambiental desde la Revolución Industrial. El modelo económico de “tomar, hacer y disponer”, característico de la época, está colapsando a medida que el crecimiento exponencial de la población y el consumo excesivo de recursos causan una miríada de presiones globales sin precedentes.
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Límites al Crecimiento
Fuente: Smithsonian (2014)
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Estamos llegando a un punto de inflexión. Los días de romper sistemas complejos, en partes más simples para poder manejarlos mejor, han llegado a su fin. Lo que necesitamos ahora es una mentalidad basada en sistemas creada a partir de la idea de una economía regenerativa, que reconozca que el buen funcionamiento de los complejos no puede entenderse sin la relación dinámica que tiene con el resto del mundo. Ejemplos de ello son la producción de tecnologías de emisión cero con componentes reutilizables, la integración de sistemas de transporte público con vehículos compartidos, la reutilización de materiales de construcción en la construcción y el desarrollo de un suministro de energía renovable por nombrar algunos. Los sistemas regenerativos deben ser capaces de satisfacer las necesidades básicas de todas las personas, permitir que los sistemas naturales se recuperen y prosperen, promover el pensamiento a largo plazo y las inversiones, redistribuir la riqueza y mantener una economía global fuerte.
Muchos innovadores alrededor del mundo y en varios sectores están experimentando con maneras prácticas para reimaginar el capitalismo con la finalidad de que funcione para todos los niveles de la sociedad y del planeta. La agricultura no es una excepción. El siglo pasado representó un gran éxito para los sistemas mundiales de producción de alimentos debido al cuidado de cultivos más intensivo y especializado, ofreciendo mejoras notables en la productividad y rentabilidad. Sin embargo, en 2010, por primera vez en un siglo, el crecimiento de los rendimientos mundiales cayó por debajo del crecimiento de la población mundial. Esto ocurrió al mismo tiempo que la agricultura fue reconocida como una de las principales causas de la degradación ambiental. Durante mucho tiempo, nuestro sistema alimentario lineal y anticuado utilizó niveles excesivos de productos químicos sintéticos en nuestra tierra, sobreutilizó la tierra y desperdició 1/3 de toda la comida producida. Necesitamos un modelo regenerativo que permita la restauración del suelo a medida que se utiliza y en el que los nutrientes orgánicos proporcionen los insumos necesarios para construir un suministro de alimentos más saludable y seguro.
Un gran ejemplo es la meseta de Loess en China, donde casi 1.6 millones de hectáreas de tierras degradadas han sido restauradas desde 1990 a través de sistemas regenerativos. Al reemplazar los productos agrícolas de bajo valor con productos de alto valor, utilizando las últimas técnicas agroecológicas disponibles, 2.5 millones de personas que cuidaron de estas tierras no sólo han escapado a la pobreza, sino que también han triplicado sus ingresos. La producción per cápita aumentó en un 60% y la cobertura vegetal perenne que incrementa la nutrición del suelo se duplicó hasta el 34%. Otros beneficios de la transición fueron el control de las inundaciones, la reducción del uso del agua, el aumento de las oportunidades de empleo, la conservación de la biodiversidad y el aumento de la absorción de carbono en el suelo.
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Diseño Regenerativo
Fuente: Grupo Regenesis (2015)
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Comencemos con la creación de un sistema regenerativo para la agricultura que utilice muchos menos fertilizantes sintéticos, pesticidas, energía no renovable y agua, mientras que emite menos gases de efecto invernadero y protege el medio ambiente. Sin duda, el Nim nos ayudará a construir este nuevo sistema alimentario, que sitúe la productividad a largo plazo de nuestros sistemas biológicos a la vanguardia y promueva la prosperidad a largo plazo en el sector agrícola y, por lo tanto, a lo largo de nuestras vidas.