Alternativas a los Pesticidas que Tanto Necesitamos.

marzo 15, 2016

Entender los principios fundamentales para el uso de pesticidas, así como sus alternativas orgánicas y naturales, es esencial una toma de decisiones integral en la agricultura moderna. Mientras los pesticidas sintéticos han probado su efectividad desde su uso convencional durante la Revolución Verde, sus dañinos efectos secundarios se han convertido en una seria preocupación en la última década. Esto ha abierto el camino a las alternativas orgánicas para revolucionar la agricultura una vez más.

La revolución verde en los años 60, trajo una agricultura industrializada que permitió que se duplicaran e incluso algunas veces, triplicaran las cosechas al rededor del mundo. Uno de los principales factores para este logro fue el uso de pesticidas sintéticos, compuestos químicos usados para matar y manejar insectos no deseados, hierbas y hongos que amenazaban el máximo rendimiento de los cultivos.

Después del ocaso de la Segunda Guerra Mundial, toda la tecnología de químicos, los hallazgos y desarrollos usados para la guerra, necesitaban una nueva función, dando a luz a los pesticidas.

Los pesticidas principales han sido los organofosforados, DDT, organoclorados y los carbamatos. A lo largo de los años, la preocupación por la toxicidad y la salud humana y ambiental, han prohibido y retirado progresivamente algunos de ellos, mientras otros, como los neonicotinoides han sido diseñados y producidos en un esfuerzo por reducir su daño secundario.

Hoy, más de 2.5 mil millones de kilos de pesticidas se están usando a nivel mundial cada año para manejar y matar plagas, incluyendo insectos, hierbas y hongos. La aplicación de químicos para reducir las plagas que amenazan con destruir cultivos vienen con un sorprendente costo anual de $40 mil millones de dólares. Incluso con estas caras medidas, las plagas son responsables por las pérdidas anuales del 37% de todos los potenciales rendimientos de cultivos. Esto representa una pérdida de $122 mil millones cada año; un costo que se podría doblar si el uso de pesticidas fuese abandonado por completo.

Cada vez más estudios científicos y organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), están confirmando los efectos perjudiciales que algunos pesticidas tienen la salud de los humanos, especialmente niños. Estos varían desde defectos en el desarrollo neurológico y congénitos, problemas reproductivos, e insuficiencia respiratoria, hasta algunas formas de cáncer y sensibilidades químicas. Mientras que la valoración real de los efectos a la salud son complejos, la OMS estima que hay más de 25 millones de casos cada año con intoxicación aguda debido a pesticidas.

Otra gran preocupación ha sido el medio ambiente. Teniendo en cuenta que sólo el 1% de los pesticidas convencionales alcanzan su objetivo previsto, la escala de contaminación es inimaginable. Cada aspecto del medio ambiente, agua, aire, tierra, insectos, anfibios y mamíferos, han sufrido daños y pérdidas por estos químicos. Solamente en Estados Unidos, los costos sociales y ecológicos del uso de pesticidas han alcanzado los 10 mil millones USD en 2014.

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Un área relativamente nueva en el descubrimiento y desarrollo son los plaguicidas biológicos o bioplaguicidas. Estas son las opciones de intervención de gestión de plagas que ya no dependen de compuestos químicos sintéticos, sino que abastecen su producto con plantas naturales y minerales, además del uso de microorganismos, ya sean depredadores o parasitarios. Con mínima toxicidad y efectos secundarios reducidos, el mercado de biopesticidas como las piretrinas, rotenona y en particular el Nim tiene un valor de 3 mil millones USD y se espera llegue a 4.5 mil millones para el 2023.

La eficiencia de los extractos y aceites de Nim ha sido comprobada como insecticida, repelente, disuasivo alimenticio, inhibidores de crecimiento y pesticida general para más de 500 especies nocivas. Además ha sido confirmado como no tóxico para especies benéficas, polinizadores, microorganismos y especies no-objetivo de aves, anfibios y mamíferos, incluyendo humanos.

Las estrategias seguras y eficaces para el control de plagas son necesarias para mantener la capacidad de la agricultura moderna para alimentar al mundo en los próximos años. Aunque los pesticidas sintéticos fueron la solución para salvar a mil millones de personas de la hambruna, ahora sabemos las consecuencias de estos químicos peligrosos. Hoy en día la tecnología, ciencia y prácticas tradicionales nos proporcionan una alternativa eficiente, usando derivados de plantas naturales y minerales, además de métodos integrales para controlar las plagas y mejorar los rendimientos de producción.